martes, 5 de julio de 2016

Seis mitos sobre los discos SSD que debes olvidar


Con el paso del tiempo los discos SSD se han convertido en una solución de almacenamiento tan popular como asequible, y lo cierto es que es totalmente comprensible, ya que incluso los modelos más económicos marcan una diferencia enorme frente a los discos duros tradicionales.

Como sabemos utilizando discos SSD disfrutamos de una mayor velocidad de arranque y de apagado, y también de una mayor celeridad en una gran cantidad de tareas, que van desde el propio funcionamiento del sistema operativo y la mayoría de las aplicaciones y programas hasta los tiempos de carga en juegos.

Sin embargo a pesar de todas esas ventajas hay aspectos que hacen que en algunos casos un HDD pueda ser una buena opción, como por ejemplo su mejor relación precio por Gigabyte.

En este artículo no haremos una comparativa directa entre ambos tipos de unidades, ya que de ello se ha hablado ya largo y tendido, sino que nos centraremos en despejar seis grandes mitos sobre los discos SSD que debemos aparcar como algo pasado.

Siguiendo la tónica habitual os invitamos a opinar y a dejar cualquier duda en los comentarios.

1-Los discos SSD son caros


Esto es ya claramente un mito, aunque quizá haya quien todavía se empeñe en sostenerlo desde una comparación directa con un HDD.

Es evidente que sí, siguen siendo más caros que los HDD si comparamos el precio por gigabyte, pero no debemos olvidarnos que los SSDs ofrecen un rendimiento muy superior, un funcionamiento silencioso y además carecen de partes móviles, por lo que son mucho más fiables sobre todo en equipos portátiles.

Su consumo también es mucho menor y sus necesidades de refrigeración son casi nulas en comparación con los HDDs, por lo que su uso en el sector profesional ofrece ventajas importantes que pueden suponer un ahorro considerable. Y esto es sólo un pequeño resumen, la punta del iceberg.

Esos valores deben hacernos ver más allá de la relación euro-gigabyte, y darnos cuenta de que hoy por hoy podemos acceder a SSDs de 240 GB por apenas 65 euros.



2-Los SSDs no son seguros


También es un mito bastante extendido pero carece absolutamente de sentido, ya que los SSDs modernos cuentan con tecnologías avanzadas, como cifrado AES de 256 bits por hardware.

Hablamos del estándar actual de cifrado para garantizar la seguridad de los archivos de una unidad de almacenamiento, y en los SSDs actuales se lleva a cabo sin que implique comprometer en absoluto el rendimiento.

Esto quiere decir que con este tipo de unidades de almacenamiento disfrutaremos de la máxima velocidad y seguridad en todo momento, sin hacer sacrificios en ninguna de las dos.

Por otro lado la referencia a cifrado por hardware implica que el mismo se realiza mediante un chip independiente presente en el propio SSD.

Es mucho más seguro que el cifrado por software, ya que éste se lleva a cabo mediante un programa residente en el ordenador.


3-Los SSDs no son fiables


Es probablemente el mayor mito que existe hoy sobre los discos SSD y uno de los principales culpables de que muchos no tengan el valor a actualizar y a hacerse con uno de ellos.

Desde luego no podemos culpar a aquellos que todavía creen esta falacia, ya que la misma se asienta sobre un pasado bastante cierto, en el que los SSD tenían una tasa de fallo bastante alta y no llegaban a ser todo lo fiables que cabía desear.

Esto es falso, y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo han constatado múltiples estudios que han llegado a concluir no sólo que los SSDs son fiables, sino que además llegan a tener una tasa de fallo inferior a la de los HDDs.

Así, algunos de los últimos estudios de 2015 demostraban que la tasa fallo anual (AFR por sus siglas en inglés) en los SSDs era de apenas el 1% frente a un 6% en los HDDs.

Obviamente toda unidad de almacenamiento puede fallar y las consecuencias si
no tenemos copias de seguridad pueden ser muy graves, pero como vemos este prejuicio no tiene sentido.

Antes de terminar es importante hablar de las partes móviles. Los discos duros cuentan con un sistema basado en platos y en dichas partes móviles, el cual es muy sensible a golpes y vibraciones.

Esto supone otro punto a favor de los SSDs, sobre todo en portátiles y dispositivos móviles.





4-El ciclo de vida de un SSD es muy pequeño


De nuevo otro prejuicio que bebe del pasado para mantenerse. Hoy la mayoría de los SSDs tienen garantía de tres a cinco años en consumo y llegan hasta 10 años en unidades profesionales, algo que por sí sólo ya es suficiente para darnos cuenta de que esto es una auténtica falacia.

Es cierto que un SSD funciona con celdas que pueden realizar unos ciclos máximos de escritura y borrado antes de volverse inútiles, pero esto no es un problema gracias al uso de tecnologías avanzadas como TRIM y a la mejora que se ha conseguido con las últimas tecnologías.

Podemos ilustrarlo mejor con un ejemplo concreto; actualmente una unidad SSD de consumo como el EVO 850 de 250 GB de Samsung tiene una vida útil estimada de 75 TB y una garantía de 5 años, números más que suficientes para dar confianza al usuario y permitir que éste lo aproveche sin problemas.


5-Los nuevos procesos han sacrificado mucha fiabilidad


El avance y el desarrollo de nuevas tecnologías de memoria NAND Flash ha hecho posible reducir enormemente el coste por gigabyte.

En este sentido es la clave está en la reducción de proceso de fabricación, la mayor eficiencia de los mismos (chips viables vs chips “muertos”) y en el salto de las memorias SLC a las MLC y TCL, que son capaces de almacenar respectivamente 1 bit, 2 bits y 3 bits por celda.

A más bits por celda mayor capacidad con menor coste, no hay más misterio, pero la fiabilidad se mantiene a un nivel perfecto para cualquier usuario, tanto en términos de vida útil estimada como en garantías oficiales de productos.

Sí, si nos ponemos puristas la memoria SLC tiene una probabilidad de fallo casi nula y la TLC una probabilidad de fallo baja, hay una diferencia de matiz clara, pero en el mundo real como decimos no tiene prácticamente ninguna importancia para el usuario común.

Por otro lado debemos tener en cuenta que también existen actualmente unidades SSD que utilizan memoria NAND Flash apilada en 3D, como los ya citados Evo 850 de Samsung, un sistema que mejora la fiabilidad general de la unidad reduciendo el desgaste y las interferencias entre celdas.



6-Un SSD tampoco es para tanto


Es otro mito que tiende a decir que los SSDs tampoco merecen tanto la pena, y suelen venir acompañados de algo tipo “mejor un HDD de 1 TB que un SSD de 500 GB”.

Desde luego es un mito poco desafortunado aunque más común de lo que puede parecer en principio.

La realidad es clara, un SSD marca un salto tan grande en rendimiento que incluso es capaz de dar “una segunda vida” a equipos muy antiguos.

Obviamente todo depende de las necesidades de cada usuario y quizá para
algunos pueda ser indispensable contar con un HDD de 1 TB, pero si no estás entre ellos y te ves en la tesitura de elegir entre éste y un SSD de 500 GB deberías ir a por el segundo sin pensartelo un instante. 


Saludos.

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