Los usuarios que estén probando el nuevo sistema operativo de Microsoft habrán notado un desarrollo bastante fluido. La capacidad para actualizar equipos desde Windows 7 lo hemos visto reflejado en unos requerimientos mínimos bastante básicos y ha llevado a Microsoft a trabajar especialmente en la optimización del código y quizá a prescindir de funciones o añadidos visuales que podrían penalizar su rendimiento.
A pesar que al sistema le falta rodaje, controladores y drivers optimizados y en general mayor desarrollo, la ligereza se nota desde el primer arranque pero, hasta dónde llega el rendimiento de Windows 10. Un artículo de Techspot nos ofrece un acercamiento porque han enfrentado el sistema contra Windows 8.1 y Windows 7 en escenarios reales de uso y en los benchmark más populares.
Las pruebas se realizaron en un equipo de sobremesa, se repitieron al menos tres veces y se probó sobre Windows 7 Ultimate 64-bit, Windows 8.1 Pro 64-bit y Windows 10 Pro 64-bit. El equipo mezcla componentes de gama media y alta pero en conjunto ofrece solvencia sobrada. Las listamos para que tengas una referencia aunque sería interesante realizar este mismo tipo de pruebas en sobremesas de menor rendimiento y en portátiles.
- Placa base Asrock Z97 Extreme6
- Procesador Intel Core i5-4670K (3.4GHz – 3.8GHz)
- 8GB DDR3-2400 de RAM
- Gráfica NVIDIA GeForce GTX 980
- SSD Crucial MX200 1TB
- Fuente SilverStone Essential Gold 750 w
En nuestras pruebas con un portátil HP actualizado a Windows 10 (y con SSD) el tiempo de arranque con cronómetro en mano tarda 5,3 segundos en arrancar y el retorno desde modos de suspensión es casi instantáneo, nada de los veintitantos segundos que muestran las pruebas de Techspot sobre el sobremesa. Toma estas pruebas como una aproximación porque dependerá mucho del hardware especialmente si usas discos duros o SDD o si se trata de un sobremesa o portátil.
En Benchmark sintéticos como Cinebench R15 o FutureMark 7, Windows 10 fue sorprendentemente rápido, el mejor de la comparativa:
Más interesantes para el usuario son las pruebas con aplicaciones que se acercan más a lo que usamos a diario: Excel 2013, Mozilla Kraken, WinRAR, Photoshop o Illustrator. Aquí Windows 7 sigue siendo el rey de rendimiento en la mayoría de las pruebas y Windows 10 el más lento, con una diferencia entre el 1 y el 10 por ciento. Windows 8.1 se queda en medio e incluso es el más rápido en algunos test:
En cuanto a pruebas realizadas con varias unidades de almacenamiento SSD, Windows 10 ofrece resultados muy similares al de Windows 8.1 y ambos superan -en general- a lo entregado por Windows 7.
En las pruebas de decodificación de vídeo cambian las tornas y Windows 8.1 es el más rápido aunque las diferencias son pequeñísimas:
También analizado el rendimiento de Windows 10 contra Windows 7 y 8.1 ejecutando videojuegos bajo DirecX 11. En la mayoría de ellas los resultados son idénticos confirmando que manda la tarjeta gráfica. Veremos las pruebas con DirectX 12, las nueva versión de las API multimedia exclusivas para Windows 10:
Conclusiones
La conclusiones son sencillas. Lo comentan en la prueba y las nuestras propias lo confirman. El rendimiento de Windows 10 no es un problema para actualizar al sistema. En general es similar al de Windows 7 y 8.1 y debe ir mejorando con el tiempo y las distintas actualizaciones de Microsoft y controladores de terceros más optimizados.La llegada de DirectX 12 ofrecerá otras posibilidades pero no se podrá comparar con el resto si Microsoft mantiene la exclusividad para Windows 10.
La estabilidad del sistema es buena aunque no son descartables problemas puntuales como los que ya hemos visto con las actualizaciones. Superables en equipos de consumo pero a valorar en equipos de producción que seguramente retrasen unos meses el salto a Windows 10.
Más información e imágenes | Techspot
Saludos.
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